De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente, 1.000 millones de personas tienen ingestas de esta vitamina inferiores a las recomendadas. En España, el porcentaje varía entre el 47 por ciento y el 94 por ciento de la población. Por tanto, la vitamina D tiene más implicaciones para la salud que las conocidas tradicionalmente y su consumo es esencial para el crecimiento, el desarrollo y la salud durante el ciclo vital.
"Debe tenerse en cuenta que la mayoría de las células tienen receptores para la vitamina D, lo que pone en evidencia su importante papel en el funcionamiento del organismo y el metabolismo", ha explicado la coordinadora de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago, Rosaura Leis, quien ha asegurado que esta vitamina es capaz de actuar sobre el sistema inmunitario, el sistema nervioso o el sistema renina-angiotensina.
Actualmente se considera que la vitamina D es más que una vitamina, una hormona. Al no ser muy abundante en la dieta, se le añade a varios alimentos en distintos países y su deficiencia es frecuente en invierno en aquellos lugares en los que los períodos de tiempo sin sol son largos.
Además, abunda en productos animales, concretamente en los pescados marinos grasos como los arenques, el salmón o las sardinas e incluso en los aceites de hígado de pescado. También puede encontrarse, aunque en menor cantidad, en la carne bovina, la mantequilla y los aceites vegetales, mientras que las plantas, las frutas y los frutos secos apenas la contienen.
Aunque el consumo de vitamina D en la dieta es poco probable, los expertos no descartan que se produzcan ingestas altas procedentes de suplementos vitamínicos. En este sentido, el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular II de la Universidad de Granada, Ángel Gil, ha advertido de que dosis excesivas de esta vitamina producen una calcificación de tejidos blandos como el riñón y el cerebro, con producción de hipertensión arterial y/o insuficiencia renal.
Por último, los expertos han recordado que la principal fuente de vitamina D para la mayoría de los seres humanos es la endógena, es decir, la exposición diaria a la luz del sol. A su juicio, se calcula que la exposición de la cara y las manos a la luz solar durante 15 minutos tres veces a la semana puede proporcionar cantidades "adecuadas" de vitamina D, aunque, han apostillado, también depende de la latitud, el tipo de piel, la edad, el género y el grado de adiposidad.